Pronto espero hacerle un tributo a esta franquicia que tanto nos ha dado a los gamer... Gracias Nintendo, Gracias Shigeru, Gracias.
miércoles, 29 de marzo de 2017
lunes, 23 de noviembre de 2015
Silent Hill Venezuela Parte I
Capítulo
I: El Viaje.
Alfredo Guillen era un Caraqueño
de unos 25 años, estaba comprometido con Xiomara Terranova, la conoció en la
universidad hace algunos años. En un principio solo eran compañeros en algunas
materias y hablaban casualmente, Alfredo parecía siempre ocupado, siempre
estresado, Xiomara por su lado era un poco más relajada, era de estar a la
moda, ser genial, colocar boca de patito para las fotos y eso.
Alfredo estaba muy enfocado en su
carrera, era muy serio y parecía estar ansioso por terminar de una vez la
carrera. En un punto de la carrera, algo cambio que hizo que Alfredo se le
viera más relajado, más tranquilo. Ahora estaban por terminar su carrera en la
UCAB de educación integral y estaban tramitando los papeles para irse del país
a ejercer a otro lugar sin dictadura comunista, sin control de cambio, sin
revolución.
Alfredo le aprobaron el cupo de
CADIVI(organismo que era utilizado para controlar el tráfico de Divisas) para
poder viajar al exterior, pero aun no estaban listos los papeles de su título,
le tocaría viajar a él solo, porque a Xiomara aún no se lo habían aprobado.
Ya había comprado pasaje para ir
a Estados Unidos, a California donde tenía unos amigos de la infancia
esperándolo y unos primos. Por supuesto que el objetivo era raspar el cupo y
traerse los dólares y venderlos en el mercado negro, donde costaban diez veces
lo que costaba en el mercado oficial, reunir esa plata para poder comprar el
pasaje para el año entrante, cuando por fin, con el favor de Dios, se iría de
Venezuela a buscar suerte en otras locaciones.
Llegó
el día en que saldría el viaje, en el aeropuerto estaban para despedirlo su
mamá, su hermana mayor, su hermano menor y su novia. No es que el no fuera un
tipo impopular o desagradable es que casi nadie sabía de aquel viaje.
Llegaron
en taxi al aeropuerto, la carrera le costó lo mismo que una semana y media de
trabajo para un profesor, dinero que pago con rabia y pensando, por eso es que
me quiero ir de este sitio, con rabia, pero a la vez con aquella dura nostalgia
del que abandona su tierra por necesidad o por obligación y no por placer.
Agarro sus maletas sin decirle
gracias al taxista, sentía que era como decirle gracias a un ladrón por
acabarle de robar, claro que él entendía que el taxista es un trabajador padre
de familia como cualquiera otro trabajador, pero esta frustración continua no
tenía cara específica, la culpa era del gobierno por corrupto, de la oposición
por pusilánime y cooperativista, de la gente por votar por estos locos, de él
por no haberse ido antes, de todos y de nadie.
Coño
que caro se ha vuelto toda vaina nojoda— Dijo la mamá de Alfredo, la señora
Maritza.
Pero
tenemos patria señora Maritza— dijo en torno sarcástico Xiomara.
Si
mija, más Patria de la que deberíamos— Le respondió el señor Pedro papá de
Alfredo.
Pero bueno papá, enfoquémonos en lo que nos interesa.— Dijo
Maritcita, la hija mayor de los Guillen, simpatizante con el gobierno.
Si, claro hazte la loca. Por los que votaron por este
desastre es que estamos como estamos— Dijo William, el hermano menor de
Alfredo.
Iban pasando al lado de un
militar de los tantos que están en el aeropuerto, voltearon a mirarlos, pero el
militar no pareció haberlos escuchado y si los escuchó, quizás no les importo o
quizás estaba acostumbrado ya ha escuchar ese tipo de cosas, o quizás el mismo
las pensaba.
Iban de
camino a hacer el “check in” del pasaje cuando a Alfredo le sonó el teléfono,
al revisarlo era un mensaje de un número que terminaba en 1371. Él ya sabía
quién podía ser, elimino el mensaje sin más, no sin colocar cara de preocupación
y luego de fastidio, pero ¿Qué era lo que le fastidiaba? Xiomara lo estaba
viendo y reconoció en Alfredo aquel viejo gesto de preocupación, su mamá
volteaba incómoda para otra parte.
Hubo un
momento incómodo para todos en aquel anden, pero Xiomara rompió el silencio.
Bueno amor, aquí estamos, te amo con todo mi corazón, te voy
a extrañar.
Bueno hermano, si puedes tráeme un Play 4, que salió hace
poco y aún aquí no ha llegado. Dijo William
Si claro, me voy a gastar los cuatro dólares cagados que nos
dan en un aparato de esos. Le dijo a su hermano.
La señora Maritza con lágrimas en la cara lo abrazó y le dio
un par de besos. Cuidate mucho hijo mío. Que Dios te guarde.
Coño mamá deja el drama ni que se fuera para Vietnam. Le
dijo William
Chao hijo, le dijo el señor Pedro, pero antes de darle un
abrazo a Alfredo le dio un coscorrón a William.
Volvió Xiomara y lo beso largamente y lo apretó contra su
cuerpo, era muy duro despedirse de él.
Al
final se despidió de todos ellos y se embarcó en el vuelo que lo llevaría a los
Estados Unidos.
Silent Hill (una breve y simple opinión)
Primero que nada, tengo que decir
que el trabajo que el “Equipo Silent Hill” hizo con sus Silent Hills es
monumental, como se pasaron meses leyendo novelas de terror, viendo y buscando
que era aquello que producía más miedo. Dieron con una formula la que
consideraron era, la fórmula del verdadero terror, el terror psicológico. Viéndolo
desde un punto de vista pragmático es lógico, pues no hay peor terror que el que
tu propia mente que sabe cuáles son tus peores miedos te presenta.
De adolescente jugué Silent Hill
sin entender ni una sola palabra de inglés y sin embargo, pase horas y horas de
entretenimiento y terror. De adulto ahora con un inglés más avanzado y una
mente un poco más madura, me quedo pasmado de ver lo que el “Team Silent Hill” logró en aquel
entonces. La gente dice que “Homecoming” es el peor, aún en la voz de Yamahoka
a quien invitarón a que colaborara con la música, para él, este era el peor de
los Silent hill pues se alejaba mucho de su esencia japonesa. Sí, se alejaron
del terror japonés que era parte de la esencia del juego, pero en mi opinión hicieron
un muy buen trabajo. Apartando la segunda entrega de Silent Hill 2, la de “homecoming”
es de las historias que más me gustó.
Este es el intento de un “fiebruo” (como le dicen en mi país a los
gamers, o como le decían en los 90´s), de hacerle un tributo a uno de los que
sigue siendo uno de mis juegos favoritos.
Son miles las cosas que podría
decir de este juego, pero serían cosas que podrías averiguar en internet en
foros y entrevistas, prefiero hacer un tributo creando una historia ambientada
en ese meta verso malévolo y hostil que se encuentra en el pueblo de “Silent Hill”, espero que le guste y la
disfruten.
miércoles, 18 de noviembre de 2015
Resident Evil Venezuela Cap IV
Capítulo IV
Si, regreso a casa.
Edgar corría dejando a los otros a la merced de su destino, y por los gritos,
rugidos y alaridos que escuchaba debía ser un muy cruel destino. Él tenía que
pensar en sus hijos y en su mujer, en los suyos. Tratando de volver lo antes
posible, no iba solo, había un río de gente corriendo, se escuchaban disparos a
lo lejos y algunas explosiones. Se veía casas y ranchos incendiados y columnas
de humo subiendo al cielo por aquí y por allá. La cabeza de Edgar era un remolino
de pensamientos y temores, ¿Qué era todo aquello? ¿Significaba todo eso que
había llegado el tan esperado fin de la humanidad?
A lo lejos se acercaba un jeep de la GNB, en dirección contraria a la
que se dirigía ahora pero en dirección correcta a donde se dirigió antes de
estrellarse. A bordo venían tres soldados, al verlo disminuyeron la velocidad
deteniéndose frente a él, la gente se le acercaba a la unidad pero estos
soldados gritaban a la gente y les apuntaban con sus armas de reglamento para
que se alejaran del vehículo, al estar cerca vieron el uniforme las rayas y le
saludaron. Edgar era de rango superior a todos los que iban en el vehículo.
¿Cómo está mi Teniente?, hay orden de asistir de inmediato al
aeropuerto, ¿lo llevamos?— Pregunto uno de los soldados en tono muy serio.
Edgar sin titubeo le dijo: Mira dejémonos de formalismos, esto se fue al
carajo, no ves que hay humo por todos lados, situación en el aeropuerto es desastrosa,
hay ordenes de que todo mundo regrese a su casa y proteja los suyos.— Le dijo
sin pestañear, sin titubear, era un buen mentiroso.
¿Cómo así teniente?— Preguntó uno de ellos.
Mijo que todo se fue al carajo, que ya no hay aeropuerto que resguardar.
Nos ordenaron retirada, que cada quien resguarde a los suyos— Un poco enojado,
sentía que estaban perdiendo un valioso tiempo ahí.
Ellos se miraron entre sí, a lo mejor confundidos por esa contra orden y
por el hecho de que les dijeran que el aeropuerto estaba perdido. El Aeropuerto
Internacional Simón Bolívar era el lugar más importante de todo el país por ahí
estaban llegando las divisas, los inmigrantes, las medicinas, la comida, en fin
todos los recursos múltiples.
Bueno súbase mi Teniente y demos la vuelta, déjenos llevarlo a su casa—
Le dijo uno de los que iba en el vehículo tendiéndole la mano para que la
asiera.
Coño bien por esa— Le dijo Edgar aliviado, tendiéndoles una mano para que
lo ayudaran a subir, él creía que ellos lo hacían por su rango, pero sabía que
tenía que separarse de ellos en algún momento sabrían que les había mentido y
no tenía tiempo para perderlo en estupideces.
Se subió al vehículo, la gente seguía de largo, nadie veía en ellos
alguna posibilidad de protección o ayuda, algunas pocas mujeres histéricas les
gritaban improperios y otras gritos de socorro, la gente les temía. Solo la
chica aquella que, no importa, pensó; eso ya está en el pasado.
Al dar la vuelta en “u”, tratando de maniobrar y evitar a los
desesperados transeúntes, el jeep se embarrancó, se fue por el borde del camino
dando tumbos. Los soldados mentaban madres, maldecían y se agarraban como
podían, Edgar se agarró como pudo a lo primero que vio. Fueron a dar de frente
contra un árbol. Edgar salió disparado y rodó unos metros más abajo, dando
tumbos y golpeándose con piedras y ramas. Los demás solo sufrieron golpes leves,
uno de ellos, el que iba al volante quedo inconsciente, el golpe con el volante
le había dejado sin aire.
Edgar salió disparado por encima del parabrisas por suerte era un vehículo
descapotado, sino se hubiese triturado el cráneo, cayó y rodo a unos cinco
metros del vehículo. cuando se detuvo al fin, estaba todo golpeado por todos
lados y con rasguños en la cara el pecho la espalda, las piernas, la camisa le
había quedado rasgada con sendos huecos, los brazos le sangraban donde se le
había rasgado la piel. Se levantó en lo que recupero control de sí mismo,
estaba muy adolorido pero sentía alivio de no haberse roto nada, y una ira
rampante que le encendía la sien y las orejas. estaba de rodillas, mirándose las
heridas, un poco mareado.
Ineptos de mierda— dijo en voz alta. Temía que el jeep estuviese roto y
tendría que seguir su camino a pie. La pendiente por donde cayó no era muy
empinada, así que a gatas poco a poco fue escalando. Cuando ya estuvo cerca del
chofer, vio que el chofer estaba inconsciente y los demás estaban todos
atolondrados por el golpe y con cara de susto al ver que su compañero no
respondía.
¡¿Pero qué coño fue lo que paso pues?!—Exclamó con rabia.
Los otros dos se miraron mutuamente y al final uno de ellos dijo— nos
escoñetamos, mi teniente.
se quedaron viendo en silencio y no pudo evitarlo, una carcajada
espontanea le salió de las entrañas, en cierta forma estaba alegre de no
haberse matado.
Y ahora este idiota desmayado— dijo Edgar en medio de las risas—ni yo
que caí por allá por el coño, salí disparado como un delfín fuera del agua.
todos reían como dementes. ¿Qué no se despierte para ver quien coño lo va a
cargar?— risas histéricas de nuevo— él es el que casi nos mata y el que termina
desmayado el muy pendejo— mucho más risas y lágrimas.
Cuando se calmaron un poco más, les pidió que le dijeran sus nombres:
Emilio
Lovera señor, sí, como el comediante— un soldado alto, de cabello rojizo y
musculoso.
Solo de
nombre, de resto no te pareces en nada más a Emilio ¿y usted soldado?— ya
estaban recuperando el aliento por completo.
Mi nombre
es Marcos Campos mi teniente— Marcos era moreno de estatura media, ojos claros
y delgado.
¿Y esta
maravilla como se llama? – Preguntó Edgar colocándole
la mano en la espalda al chofer desmayado.
Anibal Lopez, se llama ese pendejo— Y volvieron a reír los tres.
Mi nombre es Edgar Falcón. Marcos vente conmigo vigilemos mientras
Anibal reacciona, tu Emilio trata de resucitar a Anibal, cuando vuelva en sí, avisa—
Les dijo y luego se alejó un poco del jeep.
Marcos fue y sacó un nueve milímetros y se puso dos cargadores en los
bolsillos del pantalón, siguió a Edgar.
Habían arboles de distintas especies, pero lo que lo desconcertaba era que no se
escuchaban casi insectos o animales aquella pasividad en la naturaleza los hacía sentir nerviosos.
¿Cuéntame Marcos tienes familia?— Le preguntó, sin mirarlo, estaba
registrando los alrededores con la mirada.
Marcos le iba a responder cuando escucharon lo que parecía un rugido,
lejano pero terrible.
Quedaron los dos muy callados, se vieron la cara el uno del otro por
poco menos de un segundo y luego se pusieron muy alertas.
<<clack, clack>> Se escuchaban sonidos como de ramas
quebrándose, o ¿Eran árboles enteros los que se quebraban? una especie de
respiración profunda y grutural se sentía más que escucharse
Miraban a todos lados, a la expectativa.
Marcos preguntó en un susurro— ¿Qué crees que fue eso?
Chito, cállate coño— Le dijo con severidad Edgar a Marcos levantando la
mano derecha abierta hacia la cara del otro.
De repente, a lo lejos lo vieron, una masa de carne enorme con el tamaño
de un volvagen escarabajo de los antiguos, no lograban detallarlo bien que era
porque estaba a los lejos, venía caminando agazapado, como al asecho. Tenía
forma felina pero estaba despellejado, literalmente, no tenía piel, solo músculos
expuestos, era horrendo, con unos ojos rojos por completo en una cabeza inmensa,
lo peor es que aquella cabeza no tenía boca, solo dos grandes horribles ojos
rojos, como si el humor acuoso fuera pura sangre y una raya negra vertical que
se movía de un lado a otro, se detenía, levantaba la cabeza como olfateando. No
tenía oídos o nariz, al menos a esa distancia no se le veían.
Edgar se dio la vuelta al punto y salió corriendo, Marcos estaba
tratando de verlo mejor, de detallarlo, de hecho había sacado el móvil, que en
aquel entonces solo servía para grabar vídeos, tomar fotos y lo que sea, menos
para comunicarse ya que no habían compañías telefónicas.
Marcos grito— Verga chamo pero ¿Qué es eso?
Edgar por los nervios le grito también— cállate inepto de mierda que nos
va a escuchar— Mientras se dirigía al jeep a toda velocidad, se buscó en la
pistolera de la pierna y su beretta ya no estaba ahí. El fusil lo había colocado
a un lado en el jeep en lo que se subió y no tenía idea donde estaba.
La cosa aquella rugió y Edgar supo que ya los había detectado.
Se escucharon unos pasos acelerados que quebraban ramas y estremecía los
árboles cuando los tropezaba al correr. Edgar ya estaba de regreso en el Jeep cuando
se escuchó un grito de espanto, de Marcos, otro rugido y luego carne
rasgándose, huesos quebrándose y el grito desesperado de agonía tortuosa.
Se acercó corriendo a al jeep donde aún estaba Anibal desmayado y Emilio
tratando de reanimarlo, seguía en el puesto del chofer. Emilio vio la expresión
de pánico, casi de demencia que traía Edgar, el mismo había escuchado los
gritos y los rugidos. Sin decir palabra, saltó a la parte de atrás del jeep,
metió las manos debajo de las axilas de Anibal y lo sacó del asiento del
conductor.
Déjalo ahí y arranca— Le grito Edgar, subiéndose al asiento del copiloto,
mientras ya Emilio ocupaba el del conductor nuevamente, agarró las llaves del
encendedor y las giró.
El motor del jeep, hizo un sonido casi un gemido y no arrancó, giro de
nuevo la llave, el sonido del motor fue el mismo pero no encendió.
¿Teniente qué fue lo que pasó?— Le pregunto Emilio a Edgar con angustia
en la voz, mientras miraba seguía intentando que el jeep encendiera.
Esta mierda no arranca, maldita sea, arranca maldito carro— Dijo sin
esperar a que Edgar le contara, de hecho Edgar no tenía
pensado decir palabra alguna, él no sabía que es lo que había pasado, Emilio creció en un hogar cristiano y no le gustaba
maldecir pero en aquel momento, estaba fuera de sí.
Repentinamente Edgar comenzó a darle
cachetadas a Anibal que nada que reaccionaba, gritándole.
Despierta pendejo del coño que nos vamos a morir aquí.
El rugido cada vez más cerca.
El vehículo encendió, Emilio metió la reversa, y piso el acelerador
a fondo. Vieron de frente como venía la bestia, la cosa, aquel
ser infernal salido como de una pesadilla.
Llegaron de retroceso hasta la autopista nuevamente de un
brinco en retroceso, y fueron a dar con el parachoques
trasero contra la piedra de la falda de la montaña por donde pasaba el camino.
Vieron cuando la bestia salto a la autopista pero se le abalanzo encima
a otras personas que estaban pasando por ahí. Entonces presenciaron
lo peor de aquel horror, el ser aquel se levantó sobre sus cuartos
traseros y en el medio del pecho tenía una abertura con dientes afilados
como navajas y cuatro largas tenazas, por donde engullía a los
que antes despedazaba. En un momento en el que la bestia estuvo de espaldas a
Edgar, le pareció que de la espalda de aquella cosa salió un ojo miró a
todos lados y luego desapareció.
Estaban los dos con la boca
abierta viendo aquella carnicería, cuando un hombre con
uniforme de policía se montó de un brinco en el jeep y le grito que
salieran de allí. y así lo hicieron chirriando y quemando cauchos.
sábado, 14 de noviembre de 2015
Resident Evil Venezuela Cap III
Resident Evil Venezuela
Capítulo III
Al areopuerto… ¿o mejor regreso casa?
Edgar comenzó a trotar en
dirección al aeropuerto aún estaba bastante lejos para ir a pie. Pero igual él
quería cumplir con el llamado del deber, aunque una gran parte de él le decía
que se volviera con su familia .
La gente desesperada le
gritaba que le ayudara, que por favor hiciera algo, algunos simplemente lo
miraban con miedo del Fusil que llevaba a cuestas, cruzándole el pecho. Edgar
estaba en buena forma porque de un tiempo para acá, el entrenamiento era
obligatorio y después
de una hora trotando, Edgar aún se encontraba a dos horas de camino del
aeropuerto cuando escucho una tremenda explosión a lo lejos. Estaba todo
sudado, cansado, con hambre y de paso cada vez más asustado. A su lado pasaba
gente ensangrentada, gente llorando desesperada, mucha gente de distintas
apariencias, blancos, negros, morenos, chinos, rubios, etc.
En eso a lo lejos vio gente
tirada en el suelo revolcándose, siendo atacadas por más gente, aquello era de
pesadilla, él solo había visto situaciones así en las colas para comprar
comidas a precios regulados, pero por mucho que se caían a golpes, no se
mataban a mordiscos.
Él supo inmediatamente lo que tenía que hacer, mando todo al carajo y se emprendió el camino de vuelta a casa, si todo se estaba yendo al carajo él tenía que estar con su familia. En eso una chica adolescente se le sujeto del brazo y llorando le pidió a los gritos que ayudara a su papá por favor. Edgar, la miró y calculo que tendría menos de veinte años. Le dio lastima verla tan desesperada.
Está bien mamita, tranquila
cálmate, yo voy a ayudarte. Dime ¿Donde está tu papá?— Le dijo mirándola a los
ojos.
Es aquel que esta allá tirado en el suelo, esos dos idiotas lo están atacando. Se dio cuenta por el acento que era extranjera, era muy hermosa.
Era un hombre como de cuarenta y tantos años, de cabello prematuramente canoso y delgado, estaba tirando en el suelo boca arriba defendiéndose con manos y piernas de un gordo alto con los ojos blancos y los labios llenos de sangre la mancha de sangre llegaba hasta el pecho, su cuerpo estaba muy herido, le faltaban pedazos de carne, tenía huecos horrendos, estaba tratando de comérselo vivo o al menos morderlo, el otro era un muchacho delgado, en camiseta, gorra y lentes oscuros que no se le veían heridas, parecía tantear de vez en cuando al padre de la chica.
Edgar en un principio le pareció confuso aquello pero luego se dio cuenta de lo que estaba viendo, al padre de la chica lo estaba atacando uno de los zombis de los que hablaban los rumores y el otro era simplemente un ladrón aprovechándose de la situación para robar al extranjero, aquello le dejó sorprendido y enojado.
Edgar corriendo hacia la
escena con la chica siguiéndole los pasos, levantó el Fusil, le quito el seguro
y disparo dos veces al aire. El primer disparo hizo que el ladrón, volteara
blanco del miedo y en un pis pas, ya había desaparecido corriendo, el gordo ni
se inmuto.
Edgar se terminó de acercar corriendo y le dio una patada en la cara al gordo que estaba encima del padre de la chica, este cayó de lado, y antes que siquiera pudiera intentar reponerse Edgar había visto suficientes películas de zombis para saber dónde apuntar. Le voló la cabeza al zombi que quedo inerte en el suelo.
La chica se acercó al señor llorando y gritando, párate papá rápido, le sujeto por la mano y lo ayudo a ponerse en pie. Desafortunadamente tenía una herida en una de sus manos y en el hombro izquierdo.
Se volvió hacía el señor y le pregunto cómo estaba, este no le respondió nada, ni le dio las gracias ni nada, solo agarro a la chica del brazo y le dijo nos vamos, sígueme. hizo lo que a Edgar le pareció una estupidez. Empezó a bajar por una pendiente que quedaba al lado del camino. El trato de detenerlo, de hablar con él para que lo siguiera pero no hubo manera, de hecho en ningún momento este hombre lo miro ni nada.
Edgar se quedó viéndolos
mientras bajanban la pendiente, la chica tenía un short corto de jean recortado
que terminaban es hilachas y la chica tenía piernas largas y delgadas. Edgar la
miró alejarse un poco apenado y sintiendo lastima Se estaban alejando cuando, escucho otra vez
los chillidos del ladrón que venía en la dirección en la que desapareció corriendo.
Solo pensó que te jodan, mal nacido coño-e-tu-madre. Que en vez de ayudar al señor lo estaban robando animal de mierda, pensó con ira e indignación.
Otro grito a lo lejos, en ese momento miró hacía la bajada por donde la chica y su padre habían partido. Vio al señor tirado en el suelo forcejeando con otro sujeto que parecía infectado y cuatro más se acercaban desde distintas direcciones, los tenían rodeados, la chica ya había emprendido su carrera hacía el gritando que le ayudara.
viernes, 13 de noviembre de 2015
Resident Evil Venezuela Capítulo II
Capítulo II
Todo cambió
Como todo militar de aquellas coordenadas, supo cómo sacar ventaja del desastre en el que le tocó “colocar orden”. Edgar se las arregló para conocer a Enma Rowlling una hermosa británica con la que a través de un inglés bastante básico y un lenguaje de señas, se pudo comunicar. Ella le contó que Enma estaba sola y era soltera, sus padres se había quedado atrás en Yate de donde era oriunda, a ella el “evento” le había agarrado en Estados Unidos donde se había presentado para hacer un casting sobre una serie de “muertos que caminan”, irónicamente. A sus treinta y dos años era una mujer blanca de cabello negro azabache, unos ojos de un verde increíble y cuerpo de gimnasta, era tan alta que podía mirar a Edgar a los ojos y Edgar medía un metro ochenta.
Edgar un hombre bastante criollo, de cabello crespo, ojos oscuros, nariz grande y labios gruesos, no era particularmente atractivo. Viendo a Enma se sentía horrendo ¿Cómo era posible tanta hermosura? No dejaba de pensar. La había subido a un Jeep e iba tratando de sacarle conversa en la medida de lo que su inglés guachi-guachi le permitía. Tratando de distraerla para que no se fijara en el panorama de casitas de bloque desnudo aglomeradas unas sobre otras cubriendo la montaña, un caos penoso de pobreza y desorden inimaginable. Para alejar su mirada de aquel ranchero, Edgar trataba de sacarle conversa, pero era inútil, Enma iba hipnotizada viendo esa vista, en su país aquellos paisajes no existían, bueno cuando aún existía su país.
Para él era muy difícil tratar de deducir que era lo que iba pensando en aquel momento, cuando ni siquiera podía saber bien lo que decía. Otra vez se sintió feo, sintió un poco de vergüenza, nunca antes la había sentido, pues para él, oriundo de estos parajes las cosas siempre habían sido así, lo normal era aquello, el rancho, la música a todo volumen en cada casa, la gente en pijama en la calle, los perros callejeros, etc; lo normal, antes que todo se fuera al desague producto del hambre, la crisis, la guerra civil y todo lo demás.
Él le dijo que tenía hijos, ella por supuesto no tenía. Él le comentó un poco a los golpes, los detalles de su carrera como militar, que a la verdad, no era gran cosa, ella era graduada en algo pero el no pudo entender en que.
Edgar no se le ocurrió mejor cosa que llevarla a la casa, eso fue lo que le pareció más natural por hacer. Quizás su esposa aceptaría que durmiera en la casa con ellos.
Alejándose del aeropuerto en un amino serpernteante, a lo lejos se veía el mar, olía a sal, había mucho verde por todos lados, grama, arboles, pequeñas montañas, el verde de los militares en las múltiples alcabalas que Edgar supero con solo un saludo. En un desvío a la izquierda, un camino de tierra escalaba por la falda de una montaña, arriba se veían las asitas aglomeradas, apretujadas, muchas estaban en ruinas, perros flacos por todos lados, gatos con mirada desesperada, ratas de tamaños impresionantes, muchas aves de distintas especies.
Apartado de todo aquello se encontraba la casa de Edgar, de paredes altas y un portón negro con varios candados. Después de traspasar el portón habían llegado, él sabía que su casa no le impresionaría pero la reacción de Enma fue muy distinta a eso, la cara de Enma era de perplejidad.
Al bajarse del auto, mando a callar a los cuatro perros de distintas razas que tenía en el patio pero luego salieron los tres hijos de Edgar que vivían con él corriendo a saludarlo, eran sus hijos.
Andrea de seis años, Estefany de diez años y Tomas su hijo putativo, el mayor de doce años. Los otras dos hijas de Edgar, Susana, Daniela, Angélica y Karina estaban con sus respectivas madres, él no sabía nada de ellas desde que se dejó de sus madres, pero ellas eran un peso tremendo en su conciencia.
“Hola hijos como están, los extrañe ¿extrañaron a papá?”— se agacho a abrazarlos a todos, en una escena en la que pretendía parecer un excelente papá cariñoso, los niños se miraban entre si extrañados y miraban a la muchacha que estaba parada junto a la puerta del jeep. Su papá normalmente era un patan frío, amargado, gritón y abusivo.
Papá ¿Quién es ella? – Preguntó Tomas, con los ojos que casi se le salían de la cara de lo impresionado que estaba.
Hijo te presento a una amiga Enma, Enma estos son mis hijos. Y los presentó lo mejor que pudo. Sin aclarar que Tomas no era de él, él lo quería como suyo. Enma les saludo tímidamente y luego salió de la casa Yelitza, la mujer de Edgar.
No dijo nada, solo se quedó parada mirando a Enma de arriba abajo lentamente detallandola, destrozándola en su cabeza, la cara se le estaba poniendo roja y la mirada tenía un toque demente.
Hola Yelitza—tragando un poco de saliba— te presento a Enma, una gringa que me ordenaron—se detuvo y dudo un poco— que escoltara desde el aeropuerto y la llevara a un lugar seguro.— La señalaba con la mano abierta en ese intento tan absurdo de engañar a la que vive con ellos todos los días, le conoce las mañas, las costumbres y por supuesto hasta la manera en que mientes. Claro, no era que Edgar tuviese miedo de Yelitza. pues en aquellas circunstancias, ella necesitaba más de él, que él de ella, lo que no quería una epataleta que lo avergonzara.
Lo único que había hecho Yelitza toda la vida desde que Edgar la conoció fue tener un trasero grande y una mirada coqueta, más allá de eso, Yelitza se había conformado muy bien con el papel de la mujer mantenida, ósea nunca se preocupó por estudiar, o hacer algo por ella misma, y en aquellas circunstancias ser la mujer(o una de las mujeres) de un militar, era bastante cómodo en consideración del caos y el desastre que en general había por aquellos días apocalípticos. Por eso se hizo la loca con el rumor de que la hija de su prima Jessica eran medio hermano de sus hijos y lo peor es que hasta se parecía a él, pero no le quedaba más opción vivir con ello.
Solo se limitó a decir: “mmn…” con los brazos cruzados debajo de los senos. Se dio la vuelta parando a lo más que podía el trasero y se metió en la casa. Yelitza era una mujer bajita y hermosa de un metro sesenta y caderas prominentes, de pies pequeños y hermosos, senos naturales bastante generosos, una de las bellezas caribeñas, tenía un short corto y unas sandalitas de estar en casa, tenía los muslos descubierto, Edgar la miro al alejarse, le encantaban las piernas de su esposa.
Edgar volteó a mirar a Enma apenado, los hijos de Edgar todos hablaban a la vez
Luego todos los demás le siguieron, todo esto ocurrió mientras los perros ladraban todos a la vez como dementes. él les mando a callar con un grito, luego les hizo señas a Enma para que le siguiera.
La sala de la casa era grande, paredes blancas decoraciones en yeso y mármol. Aire acondicionado y 5 televisores pantallas planas en las paredes, en distintas paredes. Yelitza llamo a la mesa a comer. Cuando se sentaron a la mesa, llevaban poco tiempo de estar comiendo cuando Edgar recibió una llamada donde le ordenaban presentarse en el aeropuerto de inmediato, dejó a Enma con su esposa, en su casa a la mesa y salió. Se preguntaba si era una mala idea haber dejado a Enma sola con su esposa.
Corrió al Jeep, abrió la puerta, metió la llave en el arranque y salió pitando, por radio le dijeron que era código “rojo”, eso significaba que la situación era un desastre total.
De lejos se veía el aeropuerto y vio una columna de humo que se elevaba como desde la pista de despegue y acelero lo más que pudo, el camino serpenteaba y estaba en pésimas condiciones, por supuesto no se invirtió en comida para la gente, menos en vialidad. Mientras más se acercaba al aeropuerto eran más grandes los grupos de personas que se encontraba en la calle, corriendo por el camino de manera despavorida, algunos le gritaban que se diera la vuelta, otros que se apurara, unos cuantos llevaban batas y uniformes como los que usaban los médicos en el edificio de cuarentena, otros iban uniformados de militares, ya no quedaban casi cuerpos policiales pero aún se veían de vez en cuando, la mayoría tenía miradas de pavor en sus caras, la gente corría y gritaba de una manera demencial empujándose unos a otros como locos.. En un tramo de la autopista por donde se llegaba al aeropuerto, el camino que era recto y largo pero en una de las pocas curvas pronunciadas y peligrosas sucedió algo…
Uno de los postes de energía eléctrica se vino abajo y Edgar tuvo que dar un volantazo para evitarlo y lo esquivó en el momento preciso pero cuando volteó a mirar atrás, golpeó una roca que sobresalía a un lado de la montaña, se dio un tremendo golpe en el pecho con el volante que se sacó el aire, quedó mareado y un poco lelo.
¿Mierda y ahora que voy a hacer? – se preguntó a sí mismo tratando de recuperar el oxígeno. Ahora si es verdad que estoy jodido, primero saco el culito ese del aeropuerto sin cobrarle y ahora arruine el jeep contra la mal parida roca esta del coño, coño-e-la-madre. Siguió hablando consigo mismo, mientras se sobaba él pecho en el que tenía un intenso dolor.
Se bajó del coche levantó la tapa del motor y si, el radiador se había partido en dos o algo así parecía y sospechaba que el tren de dirección se había hecho trizas o al menos doblado, sabía muy poco de mecánica. Fue a la parte de atrás del jeep donde debajo de una lona estaba oculto un FAL de los que se usan como reglamento en el ejército y las fuerzas armadas. Revisó que tuviese balas, agarro dos cargadores que tenía en el carro y se dispuso a seguir a pie, no sin antes asegurarse de que su nueve beretta en la pistolera del muslo derecho siguiera ahí, y no estaba, coño pensó. Fue a la parte de adelante del jeep y la enontró tirada debajo del asiento, debió habérsele salido con el golpe de la colisión. La gente pasaba corriendo, Edgar trago saliva, se ajustó la gorra y emprendió su camino hacia el aeropuerto.
jueves, 12 de noviembre de 2015
Gente que Inspira
Estoy viendo(si, aún no lo he terminado de ver) un documental acerca de la creación,el desarrollo y el éxito de "minecraft". Un juego que fue programado en Estocolmo. La verdad son infinidades las cosas que me gustan del documental, <<Spoiler Alert>>como el hecho de que para el crear "minecraft" fue en sus tiempos de ocio.
Que luego que con la versión Beta se dio cuenta que el proyecto era más grande de lo que el se imaginó armo la compañía Mojang para terminar el proyecto. Pero sobre todo este pedazo que parafrasie y traslade al español.
"Cuando era niño y fantaseaba con conocer a John Carmack(creador-Programador de Doom) me decía a mi mismo sería fantástico conocer a ese hombre porque ese hombre, no es un hombre, es una fuerza de la naturaleza y ahora la gente se me acerca y me dice, eres el John Carmack de esta generación. yo les digo gracias pero de ninguna manera me comparo con Carmack" Markus Notch Persson creador de Mojang y de Minecraft. #Respect
Es de admirar cuando alguien en sus quince minutos de fama reconoce abiertamente admiración por el trabajo de otro.
Hoy los gamers están todos babeados de admiración por los juegos y pocos se preguntan, quien o quienes están detrás de este juego. Y, que quería transmitir con el. De verdad, que delicia disfrutar del genio de los que "hacen", pero también conocerles y sobre todo tratar de entender que los inspiro. Y es doloroso escucharlos decir demencias como que Shigeru y la Nintendo ya pasaron de moda o ya no les queda futuro. Si eres gamer no tengo que explicar lo absurdo que es decir eso pero lo hare de todas maneras: "Que fastidio con Shakespeare(salvando las diferencias) son obras de teatros viejas, yo prefiero titanes del pacifico"... y así.
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